Acaban de dar a la Batalla del Vino de Haro el título de fiesta de Interés Turístico Nacional. Y no me extraña ni media. He tenido la oportunidad de vivir varias de estas batallas y lo recomiendo a todos los que estén cerca de Haro el día de San Pedro, 29 de junio. Cuando el día cae en fin de semana, los Riscos de Bilibio, lugar donde se celebra, están aún más repletos de gente. Unos dicen que la tradición viene de lejos; otros, que sólo tiene unos cincuenta años. Eso sí, todos coinciden en que está totalmente arraigada en jarreros y forasteros.

Jarreros en plena batalla en los Riscos de Bilibio

Jarreros en plena batalla en los Riscos de Bilibio

Periodistas extranjeros con sus cámaras forradas de plástico, reporteros recibiendo su parte de munición, gente subiendo y bajando con botas, azufradoras, cubos, botellas… El paisaje es único ¿dónde más se pueden ver ríos de vino cayendo por el monte? Una vez ha terminado todo, las cuadrillas se reunen a tomar una buena caracolada, bien apañadita con chorizo de la tierra y regada esta vez por un muy buen vino.

En un mundo en el que la gente cada vez se mueve más por vivir una experiencia, la batalla del vino tiene todos los componentes para ser una vivencia que divierte, emociona y se recuerda de por vida.