Qué sensación tan agradable se queda cuando todos los participantes de un grupo disfrutan con las explicaciones en una visita. Ayer estuve con los miembros del viaje de fin de carrera de la Universidad de la Experiencia de Badajoz. Todo un autobús repleto de vivencias y de conocimiento en todos los campos.
Entre ellos, un caballero invidente que exprimió hasta el máximo el día de aprendizaje. Tras escuchar las explicaciones, tuvo la oportunidad de ver el sepulcro románico de Doña Blanca de Navarra, la maqueta del Monasterio de Santa María la Real de Nájera, los enormes cantorales de los benedictinos utilizados antiguamente en el Monasterio de Yuso, el magnífico retablo de la catedral de Santo Domingo…
Me quito el sombrero ante gente con tanta iniciativa y alegría para afrontar la vida.